jueves, 21 de julio de 2011

Seguimos con los descubrimientos

Bueno, hace bastante que os he dejado de dar la plasta con mi novela y creo que estoy empezando a perder la costumbre, así que hoy toca una nueva dosis de secretos compartidos. Hoy, por fin, he decidido que ya no puedo demorar más la historia...os he hablado sobre Elindora, os he dejado saber cosas sobre los personajes, así que ahora solo queda una cosa: ¡la historia!
Como ya puse en otro post anterior, la historia que tengo entre manos es una historia de aventuras y superación, donde el amor y la amistad son las armas que mis protagonistas deben aprender a esgrimir sin miedo. Además, la primera parte de la novela constituye una búsqueda incesante de la verdad que llevará a los protagonistas a un momento de inflexión donde lo bueno y lo malo apareceran tan unidos que será difícil distinguirlos.
Esta primera parte tenía, al principio, una extensión de 140 páginas en formato A4 con letra 12 y espaciado de 1,5. He recibido varias opiniones sobre ella, todas positivas en cuanto al argumento (menos mal), pero alguna negativa en cuanto a la extensión. Por poner ejemplo, mi hermano dice que está perfecta y amenaza con matarme si la toco xD, pero mi novio dice que es demasiado corta, que se lee muy rápido y que debería añadir más cosas... En fin. A mi misma había partes que no me convencían mucho o que me apetecía ampliarlas, así que eso he hecho y he coseguido aumentar a 150 las páginas; ahora bien, también he comenzado a escribir un capítulo más que servirá como cierre de esta primera parte de la historia y ayudará a que el lector comprenda muchas cosas de la segunda parte.
Creo que con estos pocos datos tendréis bastante, ¿verdad? Así que ahora paso a colgar el prológo de la primera novela, un prológo que mi querida María ya ha leido y ha comentado estupendamente ayudándome a incorporar ciertos detalles o a cambiar otros. Espero que os guste!



     © Tamara Díaz
     (Reservados todos los derechos)


ETERNA OSCURIDAD.
Prológo.
Corría por aquél bosque húmedo y sombrío, sintiendo con cada paso su corazón palpitante que amenazaba con ahogarla y el frío de la noche golpeando con saña su piel enrojecida por la carrera. Sus jadeos y gemidos rompían el silencio opresivo que acompaña al peligro, ese mismo silencio que la obligaba a vigilar la espesura del bosque en busca de su perseguidor. Sabía que no aguantaría por mucho tiempo, pero tenía que huir, tenía que ponerlo a salvo...
Su rostro se contrajo de dolor al caer de bruces contra el suelo, las lágrimas corrían desbocadas por sus sucias mejillas y su vestido se había rasgado en la caída dejando al descubierto unas piernas cubiertas de arañazos y enrojecidas. Miró hacia atrás con los ojos abiertos por el terror y escuchó el suave murmullo del aire contra las copas de los árboles, se levantó intentando ignorar el dolor agudo que le atravesaba el costado y se limpió con el dorso de la mano, cubierta de barro, las lágrimas.
 Era consciente de que no podría huir más, que aquél ser la atraparía y conseguiría lo que quería si no lograba ocultarlo a tiempo. Con el corazón bombeándole a cien por hora, la joven examinaba nerviosa a su alrededor, atenta a cualquier ruido que le avisase de la cercanía de su extraño perseguidor. Una leve sonrisa se dibujó en su cara enrojecida cuando lo vio. Era el lugar perfecto.
El viento arrastraba un tenue murmullo y una fina llovizna había comenzado a caer. Con las piernas entumecidas y doloridas por la carrera, sorteó con precisión la maraña de maleza que se extendía sobre aquél terreno abandonado. Una maldición escapó de sus labios cuando el barro y la vegetación muerta hicieron que cayera sobre la superficie embarrada. Incapaz de levantarse de nuevo, vencida por el agotamiento y el miedo que amenazaba con enloquecerla,  se arrastró con dificultad hacia la enorme piedra que custodiaba la entrada a un antiguo cementerio  y excavó lo más rápido que pudo. Notaba sus dedos desgarrados por las piedras y raíces, pero no estaba dispuesta a parar. Cuando el agujero fue lo suficientemente profundo, desató con manos temblorosas el colgante que rodeaba su blanco cuello y, envolviéndolo en un jirón de su maltrecho vestido, lo enterró con rapidez en aquel terreno enlodado.
Usando las últimas fuerzas que guardaba en su cuerpo se puso en pie y, con paso vacilante e inseguro, logró alejarse lo suficiente de aquel lugar antes de que su perseguidor llegase hasta ella. Agotada, se dejó caer cuan larga era sobre el terreno embarrado como si se tratara de un lecho, esperando que aquel ser llegase a ella.
El olor de la tierra mojada la embargaba y agobiada, mientras notaba cómo la naturaleza comenzaba a despertar. Podía oír el murmullo de los roedores que volvían a sus madrigueras y aquél sonido familiar hizo que esbozara una triste sonrisa y cerrase los ojos para recordar aquellos momentos de paz que se habían visto interrumpidos tan abruptamente. Pronto notó su aliento recorriendo su cuerpo, sus manos buscaban aquél objeto que tanto ansiaba mientras observaba a su víctima con arrogancia y ella mantenía sus ojos cerrados con fuerza, porque no quería ver el rostro de aquél monstruo que la atormentaba y, desde luego, no quería que su último recuerdo fuese aquél... Ella quería recordar el rostro de su madre y de su abuela mientras la vida le abandonaba, y dirigir hacia ellas sus últimos pensamientos.
-          ¿Dónde está el medallón, niña?- preguntó aquél ser con una voz aguda y gélida.
-          No tengo ni idea de lo que hablas...
Un grito resonó por el bosque mientras aquél ser, furioso, elevaba a la joven y la lanzaba contra un árbol cercano. Por un momento, olvidó dónde se encontraba y sólo era capaz de ver  la cara de aquél monstruo acercándose a su cuello, mientras ella, inmóvil y enmudecida por el terror, no podía gritar ni moverse, únicamente podía sollozar en silencio y rezar a sus dioses para que su vida acabase en ese lugar, antes de que aquél ser consiguiese lo que quería...
El ardor en su cuello la hizo olvidar sus ruegos. Sentía como si el bosque entero se hubiese prendido fuego y ella permaneciese atrapada en el centro de aquél incendio, un incendio que se extendía a través de sus venas mientras ella notaba como su garganta emitía un aullido de dolor que no reconocía como suyo y su cabeza sólo tenía espacio para un pensamiento que se repetía como un himno: "no quiero morir, no quiero morir".  Abrió los ojos, suplicante, y vio a aquél ser sonriéndola con crueldad mientras se arrodillaba a su lado, tan cerca que podía notar el olor fresco y dulce de su piel, semejante a la hierbabuena.
La luz, aquél leve resplandor teñido del verde mortecino de las hojas, hizo que el monstruo se alejase de ella con un chillido aterrador... sus ojos resplandecían con el odio, pero su instinto le impedía acercarse. Se limitaba a observar mientras rodeaba el cuerpo de su víctima, esperando que se desangrase o muriese por agotamiento, mientras ella se debatía contra la muerte en aquél lugar e intentaba alejarse de él lo más posible, como si unos pasos más fuesen a concederle el descanso que necesitaba.
-          ¿A qué esperas, bruja?- inquirió aquel ser, dejando entrever sus dientes en una mueca grotesca.- La luz no puede salvarte, solo retrasará lo inevitable...- sonreía con crueldad mientras se cruzaba de brazos y se sentaba sobre la tierra.- Sabes, tu madre gritó y suplicó antes de morir... me alegra que tú no seas como ella...
-          Cállate....- susurró  mientras le miraba con los ojos inundados en lágrimas, no quería escuchar lo que aquél hombre decía.
-          Y tu abuela... pobre mujer, en realidad me dio pena.- continuó él, sonriéndola  y mirándola a los ojos.- Su mirada era tan sincera como la tuya... pero, tranquila, procuré que fuese rápido como también lo procuraré contigo.- alzó la mirada hacia la luz y sonrió.- Sabes, en realidad no tengo nada en contra tuya; de hecho me pareces una criatura adorable y muy valiente... ¡huir de mí!
Ella cerró los ojos y recordó los rostros de su madre y de su abuela; eran buenas mujeres... no se merecían eso... Las lágrimas corrían de nuevo por su cara y resbalaban por su cuello haciendo que las heridas escocieran en contacto con la sal. No podía terminar así. No podía rendirse. Abrió los ojos y miró al monstruo que se sentaba en frente suya...aquellos ojos... aquella figura... No parecía un monstruo y, sin embargo, aquella sonrisa era tan cruel, tan inhumana... totalmente vacía.
-          ¿Por qué?- balbuceó ella tratando de conseguir tiempo para encontrar un modo de escapar, aunque sentía que el corazón comenzaba a latir con más lentitud de la normal y mantener los ojos abiertos era difícil.
-          ¿Por qué?- repitió él con sorna.- ummm... una pregunta interesante en labios de una moribunda. -sus ojos se habían clavado en la muchacha con una curiosidad que no había mostrado antes.- Eres una personita muy curiosa... Estás a punto de morir y solo piensas en preguntarme eso; la gente normalmente suplica, llora o gime, pero…tú preguntas.- su voz transmitía una auténtica sorpresa.- Qué curioso.
-          No... no me has contestado.- el cuello ardía y la voz salía con dificultad de su garganta. El momento se acercaba, iba a morir allí mismo, lo último que vería sería la cara de aquél ser sanguinario que la miraba con las pupilas dilatadas de placer y los labios curvados en una sonrisa.
-          Verás, pequeña, lo hago porque está en mi naturaleza.- contestó él, alzando de  nuevo la mirada.- Mi raza lleva asesinando desde hace siglos... algunas veces para sobrevivir, otras por diversión y otras... para ayudar a otros de nuestra especie.- su voz se había vuelto opaca y falta de emoción.- Tú eres una amenaza para nuestra especie... tú y ese maldito medallón...
En ese momento algo nuevo ocurrió. Se oyeron voces y gritos acercándose a través del bosque. Aquél monstruo dirigió su mirada hacia un lugar de aquél laberinto natural y lanzó un gruñido... Sabía que iban a por él. Se giró hacia aquella irritable muchacha que ahora sonreía con debilidad ante la nueva situación.
-          Volveré a por ti y lo sabes.- susurró él, levantándose y disponiéndose a marcharse.- Aunque quizás vengas tú a mí antes de lo que crees...
-          ¿Por qué? – su voz temblaba por el miedo y él  sonrió ante aquella mirada cargada de miedo.
-          Me buscarás y me necesitarás con toda tu alma... porque habrás cambiado.- susurró él, pasándose la mano por el pelo.- Entonces, querida, me dirás todo lo que yo quiera.
-          No...no... no puede ser.- ahora sollozaba, sabía lo que aquél cambio iba a significar para ella.
-          Adiós, criatura, nos veremos pronto.
Había desaparecido y la había dejado allí sola, tirada en el suelo mientras se desangraba lentamente. Una niebla empezó a cubrir sus ojos, el frío  invadía todo su cuerpo y notaba sus músculos  agarrotados... Podía oír aquellas voces acercándose, pero no podía gritar para buscar su ayuda... Se sentía tan cansada... La luz iba desapareciendo ante sus ojos y ella lloraba, no quería que desapareciera. No quería rendirse a la oscuridad.
-          ¿Estás bien?- preguntó una voz a su lado.
Notó cómo alguien la alzaba y luchó por abrir los ojos, pero no podía... Solo fue capaz de gemir cuando una mano  tocó la herida de su cuello. Sintió una descarga eléctrica y dos voces susurrando a su lado... Algo no iba bien. Sintió cómo la cogían en brazos y notó el aire golpeándole la cara cuando comenzaron a correr, el aroma del bosque humedecido llenaba sus pulmones y un cansancio infinito se apoderó de su cuerpo.
-          No te preocupes,  todo se va a solucionar.- susurró aquella voz con dulzura, mientras ella notaba como comenzaba a desmayarse.- Nosotros cuidaremos de ti.



7 comentarios:

  1. ¡Bien Enone!!! Me gusta mucho y me deja con ganas de seguir leyendo... ¡A ver cuándo nos deleitas con un poco más de lectura!!!!!!
    ¿La muchacha se salva? Espero que sí. ¿Y el monstruo? ¿Quién es? ¡Y también me gustaría saber más sobre el medallón!!!!!
    UN BESO

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  2. Me ha encantado, pero eso ya lo sabes. Tuve la suerte de leerlo hace algún tiempo y en su momento te dije que tenía muchas posibilidades. Después pude disfrutar de esas primeras páginas que acompañan a este prólogo y mi seguridad en el éxito de esta historia es del 100%.
    Sobre la extensión, no te preocupes. Hay novelas cortas que son tan atractivas y buenas como una larga, no creo que la extensión sea lo importante, lo importante es la historia que cuentas. Y a mi, 150 págs, no me parece nada mal, y si le añades ese capítulo del que hablas, tenemos una media normal.
    Esos son detalles sin importancia, centrate en la historia, en escribir, sólo en eso.
    Un beso, mi niña!!!

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  3. Lo mío no es hacer reseñas. Soy malísima haciendo resúmenes. Cuando alguien me pregunta: ¿de qué va la historia?, yo tiendo a contarla entera, porque ¿qué puedo decir? Es una historia de amor; es una historia de aventuras; es una historia fantástica.
    Lo mío es encontrar talento.
    Y me complace haberlo encontrado aquí.
    No te diré por qué me ha gustado este capítulo, sería demasiado largo; hay infinidad de motivos, y muchos no los entenderías. La frase de inicio, la prosa, el ritmo, lo que me sugiere cada párrafo, lo que veo en cada descripción, lo que imagino al leer cada misterio que apenas esbozas...
    Es un muy buen primer capítulo. Y estoy deseando leer más.
    (Aquel, tal como tú lo usas, no lleva acento, mi niña; la lectora exigente tenía que decírtelo)
    En cuanto a la extensión, no te preocupes, 150 páginas es una novela, lo importante es el contenido, y en este caso promete.
    Besos!

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  4. Voy a empezar este comentario dando las gracias a mis tres comentaristas favoritas. Sinceramente, me alegráis la noche o el día con vuestros comentarios, tan estructurados, tan lógicos y tan positivos :D Muchas gracias, de verdad.
    Pat, me alegro de haberte dejado con la instriga porque es justo lo que pretendía con este capítulo de apertura y me tuve que estrujar mucho la cabeza para poder encontrar el tono adecuado.
    María...¿qué decirte, corazón? Has sido la primera persona ajena a mi familia que has leído una parte de mi "pequeño" y me hizo tanta ilusión que te tomaras la molestia de correguir o agregar cosillas que no podía sino incluirlas en mi versión definitiva. Así que muchas gracias. Lo de la extensión...la verdad es que a mi no me preocupa demasiado, pero, en fin, tenía que hacer caso a las sugerencias y me dije: "Bueno, un tocho de novela no voy a hacer, porque tengo demasiado planificada la historia que quiero que aparezca en esta parte...pero puedo añadir detalles o escenas" Y ahí voy...aunque me he quedado atascada, para no variar xD
    Bea me alegro mucho que te haya gustado, la verdad ^^ Me hace mucha ilusión todo lo que dices...casi lloro y todo de la emoción...tres opiniones tan positivas seguidas ha sido demasiado :D Lo del "aquel" no sé ni cómo lo he podido poner, pero ya está correguido :S Gracias por avisarme xD
    Bueno, después de este maxi comentario que casi podría ser una entrada xD os dejo que voy a ver si me inspiro para escribir las escenas que me quedan :D
    Un besito a todas y a los visitantes silenciosos, también...vuestra presencia, aunque no se deje notar es bien recibida :D

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  5. Un comiendo muy atractivo. Te deja con la miel en la boca.

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